Siempre que quieras logras una meta, tanto personal como colectiva,

primero tienes que ser agua antes que hierro.

 

El agua te da la capacidad espiritual de pensar, analizar y te desarrolla la sabiduría de ser paciente.

Es decir, te hace flexible a todas las circunstancias, porque te dota de razonamiento y comprensión,

que es precisamente la celestial virtud, que lleva a los seres humanos a lograr el objetivo deseado.

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El hierro tiene la brutal capacidad de hacerte creer, de que todas las cosas se logran a la fuerza o al instante, 

de no lograrlas de esa manera, automáticamente su rigidez te convierte en una persona impaciente, 

porque su dureza se apodera de la luz de tu razonamiento, te apaga, te llena de frustración e intolerancia

y logra que un segundo, puedas llegar a romper con los pies, todos los brillantes sueños, que durante tiempo

venías construyendo con el amor más grande de tu corazón y deseas realizar. 

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Ahora, es decisión personal, lo que cada cual decida ser. 

Qué opción escogería, ser usted.

AGUA O HIERRO

Julio Manguero

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